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miércoles, 6 de julio de 2011

El problema lingüístico en las relaciones internacionales.

¿Qué impide que una lengua tan fácil de aprender como el Esperanto, se adopte como idioma auxiliar en este tipo de encuentros y, en todas las relaciones en las que dos personas tengan idiomas patrios diferentes, facilitando enormemente la tarea?
¿Acaso los países más poderosos en todos los aspectos, quieren imponer al resto, además de otras muchas cosas, también su idioma? Sin duda hay intereses económicos que así parecen indicarlo, pero el gasto y el derroche energético son impresionantes. Cada vez más países pretenden que su idioma sea oficial en las relaciones internacionales y el caos se acrecienta y, la crisis aumenta. ¿Cómo se va a resolver esto?
¿Qué ofrece el Esperanto para una persona concienciada del problema lingüístico en el mundo?
Un idioma internacional neutral, que no sea el de ningún país, lógico y fácil de aprender como el Esperanto, que se enseñara en las escuelas de todo el mundo como segunda lengua, después de la propia de cada país, sería la solución perfecta a este gran problema lingüístico. En las relaciones internacionales se usaría sólo ese idioma que , todos sentirían como suyo, puesto que no es de nadie y a la vez es de todos por su neutralidad.
El ahorro de tiempo, dinero y energía, está claro que sería muy grande. Y la sensación que da el poderse comunicar de tú a tú, con cualquier persona del mundo, sin necesidad de intérprete o la obligación de aprender un montón de idiomas, es fantástica.
La solución no puede venir con la adopción, como idioma internacional, de uno de los mayoritarios propios de algún país del mundo; como el inglés, francés, chino, español, alemán… Todos querrían que su idioma patrio fuera el que se adoptara internacionalmente. Eso supone imposición, dominio y ventaja de los países que hablen ese idioma sobre los otros y, a su vez, sometimiento e infravaloración del idioma de estos últimos.
No, así no puede ser.
Para relacionarse internacionalmente con otras personas, uno tiene que estar libre de cualquier imposición lingüística y cultural que conlleva hacerlo en el idioma propio de otros y que no es el de uno. Debe haber un sentimiento de igualdad y neutralidad en la comunicación, sin sensación de desventaja lingüística alguna. Eso sólo se puede conseguir por medio de un idioma internacional neutral, con el que poder comunicarse y entenderse perfecta y libremente por encima de cualquier barrera. 
Como decía el creador del Esperanto, L.L. Zamenhof : “Kiam la popoloj povos libere sin kompreni, tiam ili ĉesos reciproke sin malami” (cuando los pueblos puedan libremente comprenderse, entonces dejarán de odiarse los unos a los otros).
El esperanto ha demostrado que es apto, que funciona (su historia así lo demuestra) y que se puede adoptar para este cometido como una buena solución.
Ver este y otros artículos en: ESPERANTO ZAMORA

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